A vueltas con la crisis

«No son héroes los desesperados, sino los que en plena serenidad y juicio prosiguen un camino trazado y avanzan, sin que se precipite su pulso ni se enardezca su sangre«.

La Rochefoucault

Llevo mucho tiempo sin entrar en este rinconcito para contaros nada, lo sé. Y sé que todos os estareis preguntando a qué viene el dibujo de Lobezno.

Bueno, ya sabéis todos que soy un poco friki… pero todo tiene un porqué. Y es que hoy vamos a hablar de los héroes, pero no de los de las películas, sino de los héroes de verdad, los que son arquitectos de sus propias vidas. Lobezno en concreto es un personaje que me gusta tanto como me repele. Chicos, qué le vamos a hacer, soy escritora y eso a menudo implica ser complicada.

Por un lado, el señor Howlett, también conocido como Logan, me parece un tipo un tanto bruto, y no sé, pero siempre me ha resultado un tanto deprimente, así como autodestructivo, solitario y muy chungo con todo el mundo. Y, sin embargo, tiene dos «poderes» con los que me identifico mucho. Por un lado le salen esas hojas afiladas de los nudillos y, cuando los veo, siempre pienso «caramba, con eso puede triturar a cualquier malo pero… ¡lo que tiene que doler!«. Por otro lado, esa capacidad de regenerarse me parece mucho más útil que el escudo irrompible del moñas del Capitán América, al menos cuando en nuestras vidas los «malos» no son tipos vestidos con abrigos de cuero dispuestos a darnos una buena tunda, sino que son cosas tan opacas, lejanas y difusas como la cuenta bancaria, el empresario abusador y los políticos psicópatas.

Pero vamos a lo que vamos: ¿Os habéis fijado en el ambiente que reina a nuestro alrededor? ¿Leéis los periódicos o escucháis las noticias? ¿Escucháis, como yo, cada mañana las conversaciones que se desarrollan en el autobús o en el metro?

El tema estrella de conversación parece siempre el mismo: la crisis. Esté donde esté, siempre hay alguien contando lo mal que están las cosas, la cantidad de gente que no encuentra trabajo, la pérdida de los derechos sociales, la desesperación de muchas familias… es terrible, lo sé. Nada más lejos de mi intención pretender que no estamos viviendo lo que los chinos, en su famoso proverbio, han denominado «tiempos interesantes».

Pero también es verdad que en el mundo y en todas las épocas, alguien ha vivido cosas parecidas. La maldita economía, invento humano, es una rueda no demasiado grande que gira alternando tiempos de bonanza, crisis y recesiones con más o menos frecuencia. Lo más curioso es que en tiempos difíciles muchos millonarios iniciaron un difícil camino que les llevaría a amasar grandes fortunas a pesar de sus orígenes humildes. Esta es la cara y la cruz de las crisis: unos se hacen cada vez más pobres y otros, los menos, logran hacerse cada vez más ricos. ¿Cómo? Con astucia, detectando nichos empresariales y buenas oportunidades; con ambición, deseando llegar lejos y no conformándose con cualquier trabajo; con fuerza, peleando de verdad por lo que querían para ellos mismos.

John Jacob Astor comenzó con una tienda de artículos de cuero siendo apenas un adolescente. A su muerte era una de las personas más acaudaladas de EEUU.

Rockefeller era uno de los seis hijos de una familia de clase media. Se estima que en vida logró amasar una suma de unos 600 mil millones de dólares.

Steve Jobs fundó Apple en el garaje de su casa.

 Lo que quiero decir con esto es que no importa que uno no tenga dinero si tiene unos objetivos claros y una cierta ambición. Al fin y al cabo, eso es exactamente lo que todos estos «triunfadores» tienen en común: un sueño, una ambición y sus energías enfocadas en su consecución. No entraré en temas como la ética o la honestidad. De eso si queréis hablamos en otro momento.

Esto que os estoy contando parece obvio, caramba, no estoy descubriendo nada nuevo;  y, sin embargo, cada mañana, en el autobús veo espaldas hundidas, miradas opacas, y suspiros, muchos suspiros de resignación. Alguien cuenta lo mal que le van las cosas y la respuesta es siempre la misma: «ya, si es que está todo fatal». Luego viene la parte en que unos culpan a Rajoy, otros a Zapatero… algunos van más allá y hasta mencionan a Felipe González. Bueno, supongo que podríamos remontarnos a los Reyes Católicos e incluso más atrás aún buscando culpables. Pero la verdad es que mientras dedicamos nuestras energías a culpabilizar a unos o a otros no nos estamos responsabilizando de nuestras propias vidas. Somos como los niños que ante un suspenso dicen que ha sido la «seño»; o fue culpa de Paco, que me quiso copiar y nos pillaron; o es que me preguntaron cosas que no estaban en el libro, o… lo que sea antes que reconocer que «papá, mamá, la verdad es que no me dio la gana de estudiar porque estaba muy entretenido con la Play». Es decir, que mientras el culpable de nuestra «mala suerte» esté fuera de nosotros mismos, no nos responsabilizaremos de nuestra propia vida. Y es que los éxitos y los fracasos son solo nuestros. Pero qué fácil es pensar que como todo está tan mal para qué nos vamos a molestar, que habrá que esperar a que estos tiempos pasen y… ya veremos, Marijose, pero algo bueno pasará, ya se acabará la crisis… blablablá.

Y claro, cada mañana en el autobús, al escuchar tanto lamento y tanto conformismo a mí me hierve la sangre. Porque… por supuesto que todo está fatal. Pero no por ello vamos a resignarnos, caramba. Todo va mal, pero tenemos para pagar el billete del autobús; todo va mal, pero aún tenemos trabajo; todo va mal, pero ¡eh, seguimos vivos! Y aún podemos dar mucha guerra. ¿Cómo? Tomando las riendas de nuestra vida y llevándola hacia donde realmente queremos ir.

Hagamos que pasen cosas. No solo en el terreno literario (que es el mío, pero no tiene por qué ser el vuestro), sino en nuestras vidas en general. Levantémonos cada mañana con el firme propósito de dar un paso más hacia nuestros sueños. Pensemos en qué queremos para nosotros, para nuestra vida, y hagamos que pase. 

Que nos sangren los nudillos de tanto sacar las garras para domeñar nuestras vidas, que se nos regenere la piel a cada momento para convertir nuestras heridas en cicatrices que den fe de todo lo aprendido. Apretemos los dientes y miremos de frente a esta perra vida, afiencemos los pies en el suelo y echemos los hombros hacia adelante para aguantar la tempestad, porque solo así lograremos un día mirarnos al espejo y reconocernos en él como los héroes de nuestra propia vida y no el reflejo pálido de lo que un día soñamos ser. Seamos nuestros únicos narradores.

Pronto pasará el terrible calor del verano y llegará el otoño. ¿No es un momento estupendo para darle un empujón a la rueda de nuestra vida? Hagamos que pasen cosas. Yo, ya lo estoy haciendo.

Y es que ya lo dijo alguien antes que yo:

«[…] nuestro héroe no desea nada, porque está por encima del deseo, porque está saciado, porque es artista de su propia vida y se forja cada hora según su propia voluntad«.

Dostoievski

15 Comentarios Agrega el tuyo

  1. laabuelafuma123 dice:

    No debemos dejarnos llevar por las circustancias, hay que seguir luchando y no dejar que estos psicópatas de políticos que nos gobiernan hagan de su capa un sayo. Juntos debemos luchar por nuestros derechos y como dice el dicho: » A Dios rogando y con el mazo dando «, podemos salir de esta crisis!!!!! Pero tenemos que organizarnos y luchar con nuestras armas para salir de ella.

    Besotes mil, hermanita.
    Firmado: La LEONA de la METRO

    1. Por supuesto, la clave está en no perder nuestros sueños y seguir peleando día a día por alcanzarlos 🙂

      Besotes y ánimo, leona, tú puedes 😉

  2. Elena94:) dice:

    Hola Vicky, espero no molestarte mucho con esto que te voy a pedir. El viernes he vuelto de Canarias después de pasar unos días de relax con mis padres y esos días me han inspirado para construir un pequeño relato que estoy subiendo a mi rinconcito. Si tienes tiempo y te apetece, ¿podrías pasarte a leerle y darme tu opinión?
    Un beso guapa y lo dicho, espero no molestarte. 🙂

    1. Hola, guapa
      Sí, claro que me paso. Uf, lamento el retraso, pero llevo una racha muy loca. En fin, saco un ratito y te visito, que me encanta que sigas escribiendo.

      Besote

      1. Elena94:) dice:

        No pasa nada, lo importante es que sigas pudiendo volverte loca. Un beso

  3. Maica dice:

    IMPRESIONANTE VICKY!!! Me has dejado sin palabras, yo como tu, cada día me revelo contra la corriente de negatividad pasiva que arrastra a la gente. Como tu dices cada uno de nosotros somos artífices de nuestro propio destino, aunque es mucho más fácil culpar a los demás cuando las cosas no van bien. En todas las situaciones, por muy críticas que sean, existen auténticos héroes que remontan las dificultades a base de coraje y esfuerzo, ese es el quid de la cuestión, menos quejarse y más hacer. Mientras que la esperanza sea que alguien saque las castañas del fuego, se dilapida la vida en un insulso y torpe acontecer. Ojalá mucha gente fuera consciente de que cada uno forjamos nuestro destino individual y por lo tanto contribuimos directamente al destino colectivo. ¡¡Felicidades por tu buen hacer literario y por tu calidad humana.

    1. Muchas gracias, Maica.
      La verdad es que las actitudes derrotistas me sacan un poco de quicio, y sé que eso me ha granjeado enemistades, pero es que me da mucha rabia la gente que solo se lamenta y que, en realidad, al margen de llorar no hacen nada por cambiar esas cosas que tan desgraciados les hacen. Está claro que la vida no es perfecta, pero caramba, podemos hacer muchas cosas para mejorarla.
      El otro día vi una película en la que decían que la vida era una constante búsqueda de la felicidad. No es cierto. Para algunos de nosotros es una búsqueda, para otros es solo un lamentarse y suspirar por esa supuesta felicidad. Y esos mismos, cuando los demás logramos algo, dicen que es porque hemos tenido suerte, y claro, no son capaces de ver todo el trabajo que hemos realizado en pos de nuestros sueños. Y es que la suerte no aparece de la nada, la suerte se forja paso a paso, con tesón, esfuerzo y mucho sudor.

      Besotes!

  4. Elena94:) dice:

    Hola Vicky, es cierto que hay que tirar hacia adelante, puesto que tenemos que darnos cuenta de que, si echamos las culpas a los demás, tardaremos más tiempo en salir de ésto.
    Creo que, con esfuerzo y ambición, se puede salir, pero, para eso, cada uno ha de darse cuenta.
    Un beso fuerte.

    1. Claro que sí, Elena. Hay que tirar siempre hacia adelante. No sé si el país saldrá de la crisis, pero es cierto que cada uno la vive de forma diferente y, para superarnos cada día, debemos cambiar de actitud.

      ¡Besote!

  5. Margari dice:

    Fantástica tu entrada de hoy. Ya te echaba de menos. Y sí, hay que empezar a pensar un poquito en positivo y tirar para delante, aunque a veces es difícil cuando están continuamente empujando y poniendo trabas. Momentos como éstos ya se han pasado, pero cuando tocan cerca afecta en los ánimos y mucho. Y cuando ya no es uno que sale en la tele, sino cuando ves que es a tu vecino de hace años a quien desahucian… Uff, duele ver tanto drama, tanto dolor… Cuesta pensar en positivo en esos momentos… Pero hay que hacerlo antes de hundirse.
    Besotes!!!

    1. Hola, Margari
      Yo también os echaba a todos de menos… 🙂
      La verdad es que está siendo una época mala para nosotros y todos tenemos historias terribles que contar que nos tocan muy de cerca, incluso a nosotros mismos, y por más que miramos alrededor no vemos casi nada bueno a lo que agarrarnos, pero no por ello vamos a dejar de intentarlo, ¿no crees? 😉

      Besazos

  6. Mar Vázquez dice:

    Fantástico el artículo, hermanita. Me he sentido muy identificada.
    Esta vida te deja muchas cicatrices, te lo dice una lobezna nata, jejejjeje

    1. Me alegro, me alegro. Si es que venimos de una familia de lobeznos, chica… 😉

      Besotes!

  7. Carolina dice:

    Victoria: Una maravillosa y verdadera reflexión, me lleno de tu optimismo, que se que en vuestro caso hay que hacer un gran esfuerzo para tenerlo. Llena de solidaridad desde esta tierra caliente, Carolina

    1. Pero es que sin esfuerzo no tiene gracia, Carolina 😉
      Me alegro de haberte contagiado de optimismo. Gracias por seguir ahí, como siempre 🙂

      Besote

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