Los periolistos

Siempre he querido escribir. Desde que tengo conciencia y recuerdo, mi auténtica pasión ha sido, es y será contar historias. Esa es la definición de vocación. Pero vocación de las de verdad, no «boca-ción», que es esa en la que decimos que queremos ser algo pero a la hora de la verdad no movemos un dedo por hacerlo.

Mis juegos con las muñecas consistían en sentarlas en corrillo a mi alrededor y contarles algún cuento que me inventaba sobre la marcha. Incluso, dado que no sabía escribir, pero sí leer, inventé una grafía propia (que nadie más entendía, por supuesto) con la que podía redactar toda historia que se me pasara por la cabeza.

A los seis años, y tras duras peleas con mi profesora de 1º, aprendí a escribir. Y entonces descubrí que había unas normas que cumplir. Aprendí que antes de b y p se usa m y no n, que las tildes no se ponen para hacer bonito y que la h, aunque no se pronuncia, tiene una importancia que no veas… Descubrí la ortografía y la gramática del español (la EGB molaba) y me di cuenta de que, si quería ser escritora, debía dominarlas como una experta.

Si un cirujano no sabe manejar un escalpelo (bella palabra, me gusta más que bisturí), es un matarife. Si un electricista no conoce la lógica del trabajo con electricidad, es un suicida. Ahora bien, si un periodista no sabe escribir… ¿cómo llamamos a eso?

Yo tengo mi propia palabra: los periolistos.

Es muy curioso ver la cantidad de personas que, dedicándose profesionalmente a escribir, lo hacen garrafalmente mal. Aquí incluyo, cómo no, a muchos colegas de profesión: los escritores.

El mundo del corrector es un mundo convulso, terrorífico, lleno de pesadillas perpetradas por supuestos escritores cuya pobre expresión es similar a la de un niño de 10 años. Y de los periolistos ya ni hablemos.

Y es que ayer mismo me enviaron un artículo de un «periodista» (ahora veréis el porqué de las comillas), un tipo que trabaja en una agencia y cobra un sueldo por cometer artículos (sí, cometer, como se comete un asesinato o un atraco) para difundirlos en otros medios.

Y así, dispuesta a aportar mi granito de arena revisando el (infame) artículo y haciendo mis humildes correcciones, me encontré, boli rojo en mano, tachando, reescribiendo, reorganizando y «retildando» prácticamente cada palabra de ese profesional, cuyo nombre prefiero ignorar.

Al final, aquellos dos escasos folios escritos a doble espacio estaban tan llenos de rojo que parecían más una obra de Jack el Destripador que un artículo periodístico.

Las tildes estaban casi todas mal puestas, las comas… parecía que hubieran arrojado un puñado de ellas y las hubieran dejado tal cual cayeron en el texto. La expresión era pobre, redundante, amarillista, pedante, llena de giros y contragiros innecesarios, de frases que por más que leyeras una y otra vez no había quien entendiera la idea que se agazapaba detrás de aquellas palabras organizadas casi sin sentido…

Por supuesto, devolví el documento con todas las correcciones (y alguna que ya dejé sin poner porque no cabía más rojo en aquel pobre documento). ¿Cuál fue la respuesta que recibí a mi queja por tan espantoso trabajo?

«Bueno, mujer. Es que el periodista es CATALÁN».

Cogí aire. Volví a cogerlo. Conté hasta diez. Y hasta veinte… y exploté. ¿Desde cuándo ser catalán es excusa para escribir mal?  No sé, llamadme loca, pero si yo no domino lo suficientemente… no sé… ¿el inglés? Pues no escribo una novela en el idioma de Shakespeare. Igual que tampoco haría una operación de apendicitis ni construiría un rascacielos. Igualmente, si este periolisto no sabe escribir en español (por cierto, creo que sigue siendo el idioma oficial de España, pero a lo mejor estoy confundida…) pues que escriba en catalán y deje los artículos en español para otros. Claro que los «periodistas» españoles no lo hacen mucho mejor. Y si no, para muestra un botón. O, en este caso, una foto de una cabecera de un diario digital:

¿Habéis visto la errata? Espero que sí, está MUY a la vista (por favor, decidme que la habéis visto…). Que en el texto se cuele una es grave, pero que esté en pleno encabezado es como para atizar al periolisto de turno con el diccionario de la Rae hasta que se lo aprenda de memoria. ¿Ventilazión? Será que esta periolista es ITALIANA… (ironic mode off).

Ya, ya. Sé lo que me vais a decir: en los medios digitales se escribe muy deprisa para que las noticias salgan inmediatamente, sin pasar por las manos de un corrector.

Lo sé.

Queridos míos, yo también me dedico a estas cosas y, aunque solo sea por orgullo personal, leo un par de veces (o tres, si es necesario) todo cuanto escribo para evitar que mis lectores sientan deseos de arrancarse los ojos o golpearse la cabeza hasta perder el conocimiento. Cuestión de orgullo y de querer hacer las cosas bien. Lo que escribo es mi imagen como profesional, y no hay segundas oportunidades para según qué errores. No, si has dedicado cinco años de estudios, una vida de vocación y además pretendes llamarte escritor (no, yo no he estudiado periodismo, ni filología, y empiezo a alegrarme por ello).

Y si un profesional no sabe hacer bien su trabajo, que se eche a un lado y deje sitio a los mayores. Las neuronas de los lectores lo agradecerán. Y mi úlcera incipiente de correctora también.

Y es que para ser buen escritor no hace falta ir a la universidad. Hace falta leer. Leer mucho (a los doce años había «devorado» entera la biblioteca infantil de mi ciudad, y por ello me pasaron a la de adultos con un permiso especial debido a mi corta edad). Y después leer más. De forma crítica, leer a todos los clásicos, leer Literatura con mayúscula. Y usar las herramientas que tenemos a nuestra disposición, en muchos casos de forma gratuita: diccionarios, manuales de gramática y ortografía, enciclopedias…

Por cierto, si queréis ver mis trabajos como periodista redactando artículos, podéis visitar el blog de IMF.

También podéis ver su sección de noticias, en la que colaboramos Julia O. (una estupenda editora y gran profesional), nuestro recién incorporado community manager, Julio López (un compañero dinámico y creativo con el que da gusto compartir mesa) y yo. A los tres nos da por releernos nuestras noticias intentando cazar gazapos. Deformación profesional, supongo. O quizás simplemente orgullo y responsabilidad…

¿Qué opináis? ¿Habéis resultado alguna vez lesionados neuronalmente por alguna de estas erratas? ¿Os unís al largo listado de damnificados por los periolistos? ¡Espero vuestras opiniones!

15 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Estupenda entrada, no puedes tener más razón. Estamos en una sociedad en que todo se quiere rápido y al momento, donde se cuidan cada vez menos lo detalles y ni siquiera se paran a revisar errores ortográfico tan flagrantes, encima se pone cada excusa… 😦

    1. Bienvenido a mi rinconcito, José Carlos. Las prisas son malas y no puede hacerse algo con calidad si no se sigue un proceso adecuado… y eso lleva tiempo, como bien dices.

      Un beso y espero seguir viéndote por aquí 🙂

  2. Margari dice:

    Me da miedo comentar algo que seguro que cometo algún fallo. ¿Me perdonarás? Y sí, totalmente de acuerdo con tu entrada. No se pueden permitir estos errores. El trabajo siempre hay que hacerlo bien, presentarlo bien. Y siempre hay que revisarlo antes de presentarlo. Sí, hoy todo va deprisa, toda hay que hacerlo corriendo. Pero hay errores que se pueden corregir igual de rápido. O incluso corregirlo una vez publicado. Que rectificar es de sabios.
    Y sí, leer mucho es el mejor medio para aprender a escribir bien. Pero con tantos errores como hay ahora en muchos libros… Y lo peor es que incluso aparecen en libros destinados a los niños.
    Otra cosa que lía mucho es el cambio de normativas. Que la RAE se podría quedar quietecita y dejar las reglas como estaban. Que llevo toda mi vida acentuando los pronombres y ahora me dicen que no… ¿Por qué? Que tengo yo unos quebraderos de cabeza con esto…
    Besotes!!!

    PD: Uys, y no sé que me ha hecho blogger que tenía tu blog en mi barrita lateral para seguirte y te ha quitado… Así que llevaba tiempo sin visitarte… ¡Lo siento!
    Más besotes!!!

    1. Jajaja, Margari, claro que se te perdona cualquier lapsus. Tú no cometes errores de esos de sacarse los ojos 😉

      A mí me pasa igual con los de la RAE, me gusta mi idioma con su complejidad, con sus acentos y sus normas y me molesta mucho que me los quiten, ya que no veo razón en ello salvo la simplificación del idioma, y eso aún me enfada mucho más.

      En cuanto a las faltas de ortografía, no puedo perdonárselas a las personas que viven de escribir. Una cosa es un despiste y otra es no conocer las normas básicas. Eso sí que es grave. Y es que los comunicadores tenemos un deber, ya que los que nos leen aprenden con nosotros ortografía, gramática, estilo… aunque sea de forma involuntaria, cumplimos una función pedagógica, y eso nos obliga a manejar adecuadamente nuestras herramientas: las palabras.

      Y lo de la barrita de Blogger… ¡ya decía yo que hacía mucho que no te pasabas por aquí ;)! No pasa nada. Lo que tengo que hacer es ponerme las pilas y devolverte yo la visita 🙂

      Besotes!

  3. Vicky,

    También yo me lo pensé dos veces antes de comentar jaja, pero lo hago de todas formas (si cometo alguna falta espero que no seas tan dura conmigo jeje). Creo que esto de los periolistos es un problema internacional , en Chile tenemos docenas. Lo que considero aún más grave es el caso de los conductores de televisión que no saben hablar ¡Sí, hablar! I La incapacidad de algunos para hilar ideas y comunicarlas de manera clara y efectiva es im-pre-sio-nan-te.

    Muchos Saludos.

    D.G

    1. Totalmente de acuerdo, Diego. Ya veo que esto es un mal universal 😉 Quién sabe, quizás logremos entre todos «mover» alguna conciencia. Y si no… al menos lo habremos intentado.

      Besotes, soñador 🙂

  4. Narayani dice:

    A mí también me entran ganas de arrancarme los ojos muchas veces. Me da igual que el que escribe sea un periodista o un cliente, un escritor o un bombero. Eso sí, cuanto más relacionado está su oficio con el tema de las letras, más me cuesta «perdonarlo»

    Besillos

    1. diariodeunaescritoranovata dice:

      Claro, que una persona que no se dedique a esto cometa faltas está mal, pero si encima las comete alguien que es quien realmente debe conocer bien las normas, como un profesor, un periodista… pues «ofende» más. Es, simplemente, una cuestión de ser profesional 😉

      Besotes!

  5. Yo dice:

    «y, aunque solo sea por orgullo personal, leo un par de veces (o tres, si es necesario)»… «Y usar las herramientas que tenemos a nestra disposición, en muchos.» Cariño, necesitáis leer vuestros escritos antes de darle al botón de publicar, a ver si así aprendéis que ese «solo» es en realidad «sólo» y que este «nestra» necesita ser transformado en «nuestra».

    1. Bienvenida/o a mi blog, «Yo». Tienes razón, se me escapó una letra en «nestra», así que gracias por cazar el gazapo. Ya está solucionado 🙂
      En cuanto a «solo», desde la revisión de la ortografía que llevó a cabo la RAE en 2010, no se acentúa en ninguno de los casos y en aquellas frases en las que puede llevar a confusión se recomienda sustituir por «solamente» o «únicamente» o bien reescribir la frase para que no haya dicha confusión.

      Gracias por la visita y espero seguir viéndote por mi pequeño rinconcito literario.

      1. Narayani dice:

        Me da miedo comentar por si cometo alguna falta, jeje.

        A «Yo», creo que está bien que informes si has visto algún gazapo en el post, sin embargo creo que tu intención a la hora de comentar no era meramente informativa. Me da que has visto una oportunidad de ridiculizar de algún modo a la persona que ha escrito un post sobre ortografía. Todo esto lo pienso solo por haber escrito ese «Cariño» con el que comienzas tu exposición. Quizás me equivoque y si es así te pido perdón, pero yo, desde fuera, lo leo con sorna. Vamos, dicho de otro modo, aunque la persona hubiera escrito mal la palabra, las formas te habrían quitado a ti toda la razón.

        A Vicky, ¿cómo has podido escribir nestra? :-p

        Besos!

      2. diariodeunaescritoranovata dice:

        Jajajaja, ays, que te pones guerrera, madre mía XD
        Pues chica, he escrito «nestra» porque escribir con una mano inmovilizada hace que te bailen las letras y el ibuprofeno supongo que me deja un tanto «tupi». Na, en serio, a veces se nos puede ir una letra, tú como bloguera, y cualquiera de nuestros seguidores lo sabe, pero eso no significa que no sepamos ortografía. No es lo mismo «comerte» una vocal que tildar mal las palabras o no saber poner una «h» correctamente… 😉

        Gracias por la apasionada defensa. Así da gusto escribir…

  6. Elena94:) dice:

    ¡Hola!
    Creo que te lo he contado alguna vez, pero como no lo sé, lo voy a comentar. Bien es cierto que, en muchos libros, hay erratas que hacen que quieras arrancarte los ojos, pero yo, que he debido tener vocación desde pequeña, siempre he sido bastante perfeccionista y tenía que estar todo bien escrito, corregía, siempre, con lápiz todas las faltas que encontraba.

    1. diariodeunaescritoranovata dice:

      Y es una costumbre estupenda, Elena. Sé que cuidas un montón tus escritos y eso, unido a tu indudable talento, hará que logres convertirte, algún día, en una gran escritora 🙂

      1. Elena94:) dice:

        Aparte de cuidar mis escritos, me gusta que las cosas escritas, aunque no sean mías, estén bien.
        Puede que me convierta en una gran escritora, pero es cierto que es un mundo bastante complejo en el que los que de verdad están convencidos de que lo que escriben gusta han de tratar de contactar con un editor que les pueda ayudar.
        Un besote

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