En la Casa de Tía Mae

[…] Queeney frenó el carruaje a la puerta de una casa de ladrillo rojo sin apenas ventanas. La acera estaba llena de desperdicios, perros sarnosos se peleaban por los restos de la basura y mendigos de todo tipo deambulaban sin rumbo fijo. La calle apestaba a una mezcla de comida pasada, orines y desechos rancios….

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